Una de Langostino: "El Pibe Tapa"

Lo había visto en Patoruzito y me había llamado la atención. Ese marinero de patas cortas, deambulando por las aguas con un barquito que parecía parte de su cuerpo. Era una historieta donde se respiraba magia, libertad, poesía. La dibujó desde el número 1 de la revista el recientemente fallecido Eduardo Ferro, gloria de nuestro humorismo e historietista genial.


 Pero cuando realmente amé a Langostino para siempre, fue cuando cayó en mis manos esta revista:

Se llamaba 2 Campeones. Luego supe que recopilaba las aventuras publicadas semana a semana en Patoruzito, no sólo de Langostino sino del Gnomo Pimentón de Blotta, la Vaca Aurora de Mirco Repetto, el Tabuí de Toño Gallo y Chapaleo, también de Ferro. Se trataba del número 9 de junio de 1961. el editor (¡Oh, sorpresa!) era nada menos que José Alegre, quien años después publicaría mi primera historieta en su revista Más Allá del Terror. Pero no nos distraigamos. Vamos a esta verdadera joya de nuestro Noveno Arte:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Capitán Caribe

Hay historietas que me han acompañado toda la vida. Viejas, amarillentas y gastadas, algunas a punto de desintegrarse, siguen estando ahí, en un rincón de mi estudio, atesoradas más allá del olvido. Yaciendo ignoradas a veces por años, cada tanto, en el momento menos pensado, me las encuentro y no puedo evitar dejar todo y quedarme mirándolas, leyéndolas de nuevo, descubriéndolas por enésima vez, comprendiendo que son ya parte de mí; para siempre.

Por eso, hoy que gracias a la técnica se puede, quiero compartirlas con ustedes, amigos que transitan el espacio virtual y que traídos por el azar, la curiosidad o el afecto, aterrizan en este lugar. Un lugar dedicado, a partir de ahora, a aquellas historietas que, para mí, son sin duda, IMBORRABLES.

José Massaroli

 Para empezar, una creación de Héctor G. Oesterheld y el dibujante italiano Dino Battaglia: el único capítulo del Capitán Caribe que he leído; y no creo que ningún otro lo supere. Siempre me conmovió profundamente el guión, capaz de dejarnos pensando en muchas cosas, y el tremendo clima que le dan los dibujos y el genial claroscuro de Battaglia. Todo esto, para mí, es inigualable; una Obra Maestra.

El estado de las páginas no era el ideal, pero por eso mismo quise rescatar esta genialidad que el tiempo fue dejando en mis manos, antes de que sea demasiado tarde. Aquí van, entonces, las 18 páginas de El Capitán Maldito, publicado en un Super Misterix de comienzos de los 60, del que no me queda ni la tapa ni la fecha; si alguien puede aportar esos elementos... ¡bienvenido!:

Años después, Oesterheld reescribió el mismo guión, convirtiéndolo en un episodio de Roland el Corsario, el que fue dibujado por García López para la editorial Columba. A pesar de las excelentes ilustraciones, ya no era lo mismo; la magia se había esfumado. La inspiración y el genio, por suerte, son irrepetibles.

Continuará...